martes, 24 de enero de 2012

29 de marzo - Abre los ojos

Tomamos el tren en Fianarantsoa para bajar hasta Manakara que se encuentra bordeando el océano indio.

El clima cambia. Salimos bien temprano bajo una neblina, supongo típica de los valles tropicales de esta altura.

Campos, montañas, todo esta cubierto de cariaquito morado, que en estado salvaje, cubre con manchas violeta las montañas de vegetación tropical espesa. Aqui el cariaquito es signo de tierra fértil. Se usa como medicamento contra los dolores de estomago. Se hierven las hojas y se hace un tecito que después se toma bien caliente acompañado de miel. Pero en Venezuela... todos sabemos que el cariaquito no sirve para eso, mas bien p’a espanta’ el maldeojo... y que se te peguen las buenas cosas... asi que yo cada vez que puedo recojo una flor y no me la pongo en la cabeza por respeto a la gente...

Ya llevamos 3 horas y el tren sigue cortando ramas... como un 4x4, abriendose paso en este bosque tropical casi virgen.

Después de pasar un sin numero de túneles, alrededor de 12, nos encontramos con unas cascadas. Para suerte de los turistas, el tren se detiene unos minutos. Lo que nos permite bajar del tren para extender las piernas y examinar de cerca el idílico lugar. Me acordé del puente de Chuspa en la carretera de Oriente y mis odiseas que guardaré para otra ocación...

Como todos nuestros movimentos están fríamente calculados, la noche anterior, pedimos en el hotel que nos prepararan un picnic para comer en el tren. Al ver el estado del tren y la cara de nuestros compañeros de tren estuvimos comiendo fruticas una buena parte del viaje para no pasar por Paris Hilton y Nicol Richie, pero hubo un momento en el que tuvimos que revelar nuestro tesoro. Apenas terminamos de comer que la inmensa masa de niñitos se acerca a socializar, a pedir los restos... Casualmente hoy no teníamos mucha hambre.

Seguimos con el redoble del tren como una música que acompaña una película. Un ritmo que se apodera de todo, y ronca en la jungla y las montañas.

Lo que para nosotros es una prueba de resistencia interminable, entre 7 y 12 horas de viaje, para los locales es un verdadero medio de transporte.
Suben y bajan productos, sacos de granos, cajas de cervezas, paquetes en general. Pero también suben y bajan personas como paquetes.

Una señora toma el puesto de un hombre joven. Vestida y peinada simplemente pero limpia. Blusa naranja, falda azul. Lleva unos aros delgados colgando de las orejas. El pelo recogido hacia atrás. Las uñas limpias aunque el barniz se ha caído en su mayor parte, mujer coqueta. Pienso que asi seria de joven mi abuela paterna...

En otra estación se monta un señor que huele por toda una tribu...

En otra parada se quedan tres franceses que estaban en el mismo hotel que nosotros la noche anterior.

Las riquezas de un País se miden en función del PIB

Pero como se mide la riqueza natural? La inmensidad de ríos, lagos, mares? La enormidad y verdor de sus montañas?

Cuando las riquezas de un pais se limitan a las naturales, se dice que sus riquezas son incalculables...

Esto es indescriptible. Cada parada, cada estación es una sorpresa. Frutas exóticas, cangrejos de rio, aguacates, fritangas, pimienta negra y verde. El brillo de los colores es intenso, las caras marcadas por el esfuerzo. El tren trae siempre novedades a su paso y los locales estan bien conscientes de eso.

En medio del viaje y de la selva tropical, la gente parece mas necesitada, las mujeres casi desnudas llevan los bebes en los brazos con ls teticas secas. Todos corren a la llegada del tren, buscando seguramente algo que comer. Ya casi al final del viaje, las ropas menos desgarradas, menos descoloridas. Lo mas parecido a la civilización. Antes de llegar a Manakara atravesamos una pista de aeropuerto y es como si el tren se descarrilara y tomara las vias de otro transporte. Solo dura unos minutos pero es Increible!

1 comentario:

Misósofos dijo...

¡Me ha encantado leer tus reflexiones! Es cierto que lo indispensable, se pierde en lo inconmensurable...

Vivan lo suficiente para encontrar al bueno. Mientras tanto protéjanse !