No sé por dónde empezar. A lo
mejor porque no sé qué decir, o no sé si debería decir algo. Además me pongo a
pensar que si me pongo a escribir un post muy largo o a hablar de cosas fastidiosas nadie va a terminar de leerlas y habré
perdido mi tiempo. Pero bueno, tocar la puerta no es entrar y cada quien decide
que hacer.
Bueno ahí voy. Comienzo por
decir que todas las familias tienen problemas y que la mía no es la excepción.
En todas las familias hay un jefe de familia o dos (cuando papá y
mamá viven juntos) normalmente ese jefe
de familia sirve de “referencia” o “modelo” para que las nuevas
generaciones aprendan y mejoren... Es así como padres y abuelos se convierten
en personas sabias para ciertos jóvenes... Se pudiera decir que el jefe de
nuestra familia es mi mamá.
En nuestra familia (como en todo
el país) las mujeres son arrechas. Quiero decir, trabajadoras, emprendedoras,
echa’as p’alante pues. De alguna forma, ese es el “modelo” que tenemos. Los hombres son unos vivos que se van o
abandonan o simplemente no se interesan, y las
mujeres son a las que les toca la “peor parte”. Y así es casi todo el país...
Uno de los problemas más
graves de nuestra familia es que no tiene modelo,
no hay jefe. O mejor dicho el modelo
es especial y el jefe (la mamá) ha cometido tantos “errores” que para algunos
miembros de la familia ya no tiene autoridad, ni voz ni voto.
Cada uno de nosotros hemos
vivido experiencias muy variadas, más o menos dolorosas, más o menos
placenteras. Recuerdo una frase que dije cuando era adolescente, dije : Yo nunca he sido feliz en esta casa. Durante
un tiempo la frase se tomó como juego, y nos reíamos de la anécdota, supongo
porque parece un disparate digno de un niño consentido.
Tiempo después y no sé
porque, me volvió a la cabeza aquella frase y descubrí por qué la había dicho. Pues
simplemente no estaba de acuerdo con lo que estaba viviendo, con lo que los
adultos de mí alrededor me estaban haciendo vivir. Hoy en día entiendo que ellos tampoco podían escoger
y para mi es más que una prueba superada. Es pasado!
Digo “vivimos”, porque creo
que en las familias las vivencias y experiencias de unos son también las de los
otros... aunque no lo halla vivido yo mismo, me toca y me deja una marca. Nuestra
vida de familia ha estado marcada por varios acontecimientos. Entre ellos los
divorcios, las rupturas, las separaciones. Pero también, los comienzos, las
mudanzas, el esfuerzo, el trabajo y los estudios. Que sólo pueden traducirse
como evolución, superación.
Yo digo que una familia es
como un juego de copas : hay copas de champagne, de vino tinto, de vino blanco,
de agua, etc. Como en las familias hay los abuelos, los padres, los tíos, los
hijos y nietos. Y las vivencias son como el líquido que le metes a las copas.
Cuando estrenamos una copa está vacía, pero podemos meterle muchas cosas, puede
ser vino de la mejor calidad, pero también del malo, o simplemente agua. Este
líquido puede transmitirse de una copa a otra (como de generación en
generación) hasta que la copa se llena completamente y hay que vaciarla para
comenzar de nuevo.
Lo que quiero decir es que a
pesar de los problemas, el pasado, las vivencias, las carencias, los traumas,
las discusiones y toda la mierda que le cae a uno encima (heredada, buscada o
por casualidad) hay que buscar la forma que seguir adelante y continuar el
camino lo más ligero posible. Es decir, si tienen algo que les molesta, no lo
guarden, diganlo! Si lo dejan adentro solo les traerá resentimientos.
En esta vida hay que luchar,
si, es verdad, hay que luchar.
Hay que luchar por lo que uno
quiere, pero mientras más ocupada tenga uno la cabeza y el corazón pensando en
problemas y reconcomios del pasado, menos tendrá tiempo y energía para descubrir
que es lo que quiere en el presente y luchar por obtenerlo para ser feliz en el
futuro. Comprenden?
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